La solución que desarrolló el equipo es un edificio de planta poligonal que se integra armoniosamente al entorno de rocas volcánicas propio de las zonas cercanas al Xitle. En el interior, el escenario está en el centro, rodeado por el público que se puede sentar al frente, a los lados o detrás de la orquesta. Para lograr que la música se escuche perfectamente desde cualquier lugar, hay una cámara de resonancia debajo del escenario, misma que se complementa con unas superficies de acrílico suspendidas en la parte alta de la sala que reflejan el sonido. El resultado es que la música se puede escuchar con la misma claridad desde cualquier punto de la sala.

En 2010, después de más de 30 años de servicio, la Sala Nezahualcóyotl pasó por un proceso de renovación para reanudar sus actividades en abril  y unirse a los festejos de ese año, en el que además de conmemorar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución mexicanas, se celebraron los primeros 100 años de la fundación de la Universidad Nacional de México, proyecto que aglutinó y consolidó en una institución de carácter nacional los esfuerzos educativos que tienen su origen en la universidad más antigua de América, creada cinco siglos antes. Se reemplazaron las butacas, se instalaron nuevos equipos de sonido e iluminación y se renovaron los acabados, y junto a la construcción pocos años antes de un nuevo edificio de camerinos y oficinas, así como de un elevador, dotaron a la sala de las instalaciones necesarias para seguir brindando una experiencia musical insuperable al público actual y de futuras generaciones.