Gritos, alaridos, silbidos y aplausos interminables. El auditorio de la Preparatoria número seis de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se convirtió en un epicentro de alegría colectiva.

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Los músicos de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM) simplemente sonreían, entre incrédulos y satisfechos, y agradecían tan cálido reconocimiento durante el apoteósico recuentro con su público originario: los jóvenes.

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El concierto había concluido y los chavos querían, clamaban más. Habían sido cerca de 50 minutos electrizantes, de júbilo, de emociones a flor de piel. Una postal más propia de una tocadade rock o pop. Dinamita pura de euforia, que cerraría con la emblemática porra del Goooya, que hermanó a atrilistas y estudiantes.

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Mañana de viernes y sobre la ciudad no cesaba la lluvia; soplaba un airecillo gélido. Eso no fue impedimento para que desde media hora antes de que comenzara la sesión musical, fuera del auditorio de la prepa seis, la de Coyoacán, se congregaran decenas de estudiantes, profesores y trabajadores administrativos.

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El aforo del auditorio fue insuficiente, no obstante las sillas extra que fueron colocadas para la ocasión en el recinto, y fueron varios los que se quedaron con las ganas de ingresar.

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Es el último concierto que la agrupación universitaria ofreció como parte de su gira por las prepas de la máxima casa de estudios, tour que comenzó el pasado 11 de septiembre.

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Nada de falsas poses ni sobriedad innecesaria. Desde el principio, el director artístico de la OFUNAM, Massimo Quarta, marcó la pauta y entabló un diálogo directo con ese joven auditorio, el cual se mostró receptivo, dispuesto a disfrutar.

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Guardó silencio respetuoso cuando había que hacerlo y estalló en bulla en el momento indicado.

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Entre las butacas podía apreciarse el intercambio de miradas, entre ingenuas y pícaras, de varias chavas que comentaban lo bien parecido que es el director y, al final del concierto, no fueron pocas las que dijeron que irían a pedirle incluso matrimonio.

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Todo quedó, sí, en una petición, pero de autógrafos, a los que el joven músico dedicó varios minutos. Atendió con amabilidad a cada una de esas jovencitas que hicieron larga fila y momentos antes le habían gritado y ovacionado cual si se tratase de un galán de cine, o lo habían fotografiado con el teléfono celular o la cámara digital.

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Como en los otros puntos de esta gira, la OFUNAM interpretó un programa con música de John Williams, de las películas Harry Potter y Star Wars.

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Como preámbulo a cada una de las obras, Massimo Quarta explicaba datos técnicos sobre cómo está integrada y cómo funciona una orquesta sinfónica, así como una breve semblanza sobre cada pieza musical.

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